Este colectivo resulta ser muy propenso a sufrir un «un retroceso de los avances patológicos y en un retraimiento personal» ante la prolongación del periodo de confinamiento

Publicado en La Voz de Cádiz, por José Pedro Botella

La situación de incertidumbre e imprevisibilidad que ha producido el coronavirus tiene como efectos principales «posibilitar el desarrollo de estrés, ansiedad o miedo en los ciudadanos confinados», explica Andrés López Pardo, psiquiatra de la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental (Faisem). No obstante, como dice el experto, «no hay que confundir esta sensación de miedo y sus consecuencias con una patología de salud mental». La provincia de Cádiz contabiliza entre sus habitantes más de 20.000 personas con problemas graves de salud mental, según estimaciones de la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental Grave de la provincia de Cádiz (Afemen).

Vulnerabilidad del colectivo

Las personas que padecen algún trastorno mental grave entran en el grupo de riesgo debido a una serie de factores: «presentan otro tipo de patologías –de tipo cardiovascular o similar–; cuentan con una esperanza de vida 15 años, de media, menor que el resto de la población –por el estilo de vida y condiciones familiares o sociales–; y son personas que tienen dificultades para cumplir el confinamiento porque son más sensibles a la irritabilidad, al insomnio, a la ansiedad y a la angustia», explica detalladamente Blas García, director de Afemen. Del mismo modo, los pacientes de salud mental son vulnerables a una recaída o reagudización de sus sintomatologías. No obstante, no todos las personas reaccionan de la misma forma, «algunos poseen mecanismos de protección, así que no existe una respuesta genérica», cuenta Andrés López Pardo.

Dada esta vulnerabilidad, desde el 20 de marzo, el Ministerio de Sanidad habilitó «a las personas con discapacidad, que tengan alteraciones conductuales, como por ejemplo personas con diagnóstico de espectro autista y conductas disruptivas, el cual se vea agravado por la situación de confinamiento derivada de la declaración del estado de alarma, y a un acompañante, a circular por las vías de uso público, siempre y cuando se respeten las medidas necesarias para evitar el contagio». Esta instrucción es adoptada por Andrés López Pardo como «una medida excepcional» y no como «carácter normativo». «Un breve paseo, en el caso de dificultad de conducta y adoptando recursos que garanticen la seguridad frente al COVID-19, puede ser una herramienta razonable. Sin embargo, no hemos utilizado este recurso con frecuencia», explica el psiquiatra.

Sobrellevan el confinamiento

El difícil escenario que plantea el aislamiento social no resulta algo desconocido para los pacientes de salud mental, «estas personas han estado a lo largo de la historia encerrados, era un aislamiento forzado e injusto, ahora lo hacen por solidaridad», relata el psiquiatra de Faisem. Desde Afemen confirman esta buena reacción al confinamiento, «lo primero que hicimos fue explicarles la situación, hemos observado en todo este tiempo que la gran mayoría mantiene un estado de calma, están sobrellevando esta situación de confinamiento de una manera aceptable», afirma Blas García. Sin embargo, existe un grupo «reducido de personas» que, por sus circunstancias personales y su problemática familiar y social, «lo están llevando peor, en algunos casos concretos la propia patología de la persona hace que sea difícil adaptarse a la situación de confinamiento», indica el director de Afemen.

Terapias a distancia

Las medidas de distanciamiento social provocadas por la crisis sanitaria han obligado al cierre de los centros de día de Afemen, donde atendían a más de 600 usuarios entre personas con enfermedad grave y familiares en las localidades gaditanas de Jerez, El Puerto, Cádiz, San Fernando, Chiclana, Algeciras, Rota, Sanlúcar, Puerto Real, Conil, Ubrique, Olvera y Villamartín. Ante esta situación, «nos hemos reinventado», cuenta Blas García. Mediante el uso de los medios tecnológicos y las redes sociales, Afemen ha podido estar en contacto con las personas usuarias y los familiares, con el objetivo de que se sientan acompañados y cuenten con el apoyo de la asociación. «Los monitores se ocupan de crear una rutina de manera creativa. Fomentan hábitos de vida sana como hacer deporte y mantener una buena alimentación», una buena manera de «estimularles con equilibrio», no se trata de saturarles. De esta forma, todos los trabajadores de Afemen han readaptado su labor a distancia y ninguno ha sido afectado por los ERTEs.

Por su parte, la actividad residencial de Faisem, al ser considerada un servicio esencial, está funcionando «prácticamente igual que antes». Dentro de las estructuras residenciales para personas con trastorno mental grave en la provincia de Cádiz se atienden a 227 usuarios. Después de 6 semanas de confinamiento «no existen contagios en Faisem», dice Andrés López Pardo quien encuentra los motivos en diversos hechos. Dentro de las estructuras residenciales de Faisem, «los monitores están observando las 24 horas de forma individual», además existe un factor clave: la implementación de enfermeras gestoras de casos, unidad de cuidados primarios creada por la Consejería de Salud y Familias de la Junta, quienes se dedican a realizar un seguimiento proactivo mediante llamadas y visitas en distintos centros de Andalucía. Esta ayuda presencial era «imprescindible teniendo en cuenta que en nuestras estructuras no hay personal sanitario», indica Andrés López Pardo.

Incertidumbre y posibilidad de retroceso

Los programas de búsqueda y asesoramiento de empleo que lleva a cabo Faisem ayuda a más de 400 gaditanos a lo largo del año, al igual que se atienden a 273 personas en actividades ocupacionales y dentro de los centros de día. Estos talleres han permanecido paralizados debido al confinamiento y, aunque se mantenga un contacto diario vía telefónica, se teme desembocar en «un retroceso de los avances patológicos y en un retraimiento personal». Para Andrés López Pardo existe «un riesgo de que las personas no quieran regresar a los centros de día», al igual que estos pacientes de salud mental sufran las consecuencias derivadas de esta cuarentena como puede ser «cualquier situación de vulnerabilidad social a nivel económico o familiar». Tal como cuenta Blas García, «no sabemos qué escenario nos encontraremos después, pero habrá un coste psicológico que aparecerá. Las personas más susceptibles serán los usuarios con enfermedad mental grave».

Fuente: La Voz de Cádiz